27 noviembre 2013

Visita al Diario Montañés

Los días 25 y 26 de noviembre el alumnado de 4º ESO visitamos las instalaciones del Diario Montañés en La Albericia. En primer lugar, nos ofrecieron una charla muy interesante sobre varios aspectos importantes de los medios de comunicación en general  y el Diario Montañés en particular; y en segundo lugar, a través de una visita guiada, observamos  la  rotativa gigante y la sala de redacción. Al acabar nos hicieron una foto de grupo, que en días sucesivos, se colgará en el Diario Montañés digital.




La visita nos ha servido como colofón y complemento al tema de los Medios de Comunicación que hemos estudiado en la clase de Lengua y Literatura Castellana. Ha sido muy interesante ver en la práctica todo los contenidos del tema y ver de cerca cómo es el  trabajo real en un periódico.


Algunas de los aspectos que hemos aprendido a lo largo de la visita:
  • El Diario Montañés pertenece al grupo de comunicación Vocento desde hace unos diez años (En prensa: 12 periódicos regionales,  el ABC y suplementos)
  • La redacción general está en Madrid, y la rotativa desde la que se imprime en el País Vasco
  • La primera tirada del Diario Montañés tuvo lugar el 2 de agosto de 1902.(El Diario Montañés  tiene 112 años de historia)
  • Difusión del Diario Montañés: 30. 000 ejemplares de media diaria al mes (Mayor medio de difusión de prensa escrita en Cantabria)
  • Periódico en papel y en digital
  • Funciones de la prensa: informar, formar y entretener
  • Línea editorial del periódico
  • Departamentos: redacción, publicidad, comercial, financiero, contabilidad, recursos humanos, marketing, ventas
  • Importancia de la publicidad como principal medio de financiación
  • Trabajo en un equipo de redacción: vivo, en equipo
  • ¿Cómo se trabaja una noticia? Todos los días a las 11 de la mañana se reúnen los jefes de cada sección para decidir los temas del periódico del día siguiente. A las 20:00 se vuelven a reunir para ver cómo ha ido el día y decidir la portada
  • Trabajo de maquetación:  se trabaja en  cinco columnas, la portada es lo último que se hace, y se reconstruye continuamente 
  • Lo más leído: portada y las esquelas. Las páginas impares iniciales son las más importantes
  • Diario Montañés multimedia: Punto Radio, Canal 8. Con el apagón analógico se cerró el canal de televisión, pues no era rentable)
  • Apuestas-proyectos del Diario Montañés: Oferplan, Making of, Innova








 





24 noviembre 2013

Palabras para un lunes

Esta semana Celia Arroyo, alumna de 3º ESO, nos propone la lectura de un artículo periodístico que sorprende porque rescata la figura del Yeti o Abominable Hombre de las Nieves ¿Leyenda o realidad? ¿Qué otros animales criptozoológicos conoces? ¿lo compartes con nosotros? 

CON ANÁLISIS DE ADN

Científicos británicos demuestran que el Yeti existe y es un oso híbrido

Científicos británicos han puesto al descubierto la realidad de una de las leyendas más emblemáticas del mundo de la montaña. El Yeti, el Abominable Hombre de las Nieves, existe y es un híbrido entre oso polar y oso pardo del Himalaya, según demuestran los análisis de ADN.
Desnivel.com - Lunes, 28 de Octubre de 2013 - Actualizado a las 06:23h.
Huella de un yeti fotografiada  durante la travesía Dolpo-Mustang 
El Yeti, o Abominable Hombre de las Nieves, pertenecía hasta ahora al ámbito de la criptozoología (disciplina que se ocupa del estudio y la búsqueda de animales hipotéticos, conocidos como críptidos), entre la mitología y el folklore. Su leyenda lo sitúa en los bosques y las montañas del Himalaya de Nepal y Tibet, pueblos que tienen más de media docena de nombres para la criatura, descrita como un enorme bípedo peludo de 2 a 3 metros de altura
La leyenda fue exportada a los países occidentales a partir de los años veinte, de la mano de los alpinistas que regresaban del Himalaya repitiendo las historias que les habían contado los sherpas y otros habitantes de los valles montañosos de la zona. Los avistamientos que algunos montañeros aseguraban haber realizado siempre se tomaron como algo más cercano a la fantasía que a la realidad e incluso muchos recibieron con condescendencia el libro que Reinhold Messner escribió sobre la material Yeti. Leyenda y realidad (Ediciones Desnivel, 1999).
El primer catorceochomilista dedicó años a estudiar el asunto, después de haber realizado un avistamiento en primera persona, y terminó por identificar al Yeti con el oso pardo del Himalaya, una subespecie del oso pardo que habita en aquellas regiones. Este animal tiene unos hábitos eminentemente nocturnos y solitarios, puede caminar sobre sus patas traseras y es temido por la población local por su fuerza y su fama de fiero y de haber provocado numerosas muertes.

Análisis de ADN

No iban tan desencaminadas las conclusiones de Reinhold Messner, así como las de otros investigadores que coincidían con él, según se desprende de las revelaciones de un equipo de científicos británicos. El genetista de la universidad de Oxford, Bryan Sykes, ha concluido que el temido Yeti podría en realidad ser una subespecie híbrida entre oso polar y oso pardo.
El profesor Sykes apoya sus afirmaciones en los resultados obtenidos del análisis genético de varias muestras de pelo atribuidas a dos ejemplares de Yeti, o que por lo menos no habían sido identificados como ningún animal conocido. Uno de ellos fue visto en la región occidental del Himalaya, en Ladakh, y el otro procedía de Bhutan, a unos 1.300 km al este. Posteriormente, comparó las secuencias de ADN con la base de datos de animales Gen Bank.
El resultado más sorprendente es que dichas muestras ofrecen un 100% de coincidencia con el ADN obtenido de la mandíbula de un oso polar que vivió entre unos 40.000 y unos 120.000 años atrás en las árticas islas Svalbard (Noruega). Los expertos pensaban que en aquellos tiempos los osos polares y los osos pardos comenzaron a separarse en dos especies diferentes… ¿sería el Yeti una tercera vía evolutiva híbrida?
“Este es un resultado emocionante y completamente inesperado que nos ha dado una sorpresa a todos”, ha declarado Bryan Sykes a las agencias internacionales. “Hay más trabajo por hacer en la interpretación de los resultados. No creo que esto signifique que hay osos polares prehistóricos deambulando por el Himalaya.

22 noviembre 2013

¿Qué es?


Un año más vamos a jugar con las palabras, vamos a poner en práctica los contenidos del modo de discurso descriptivo. Los alumnos de 1º de ESO, van a describirnos objetos de la vida cotidiana de una forma literaria y van a tratar de que imaginemos esos objetos sin decirnos su nombre.
Para más información podéis ver las entradas de años anteriores dónde explicamos los pasos que se han de dar a la hora de describir un objeto:
 
A continuación os dejamos algunos de sus textos:


No es por presumir pero creo que soy un objeto muy, pero que muy útil, y por supuesto imprescindible en cualquier casa que se considere digna.
Algunos me comparan con un pequeño sol artificial pero lo cierto es que mi luz no puede compararse, aunque puedo brillar en plena noche y a capricho del usuario. Cuando no ven nada, rápidamente acuden a mí, en definitiva no pueden vivir sin mi presencia y aunque en otras épocas, aún no había nacido, estaba claro  que mi llegada al mundo era cuestión de tiempo. Me han dado muchísimas formas, diferentes tamaños, diversos colores, y desde hace poco tiempo varias intensidades y niveles de energía. Pero lo que no ha cambiado ha sido mi estructura y mi razón de ser. Cuando soy utilizada durante largo tiempo desprendo un calor que para mucha gente, sobre todo en las frías noches de invierno, resulta muy agradable y gratificante. Por el contrario, en las cálidas noches de verano la gente huye de mi cercana compañía pero no se aleja demasiado porque como os he dicho al comienzo, resulto imprescindible.  ¿Quién soy?

Natalia De Miguel Macías
 
El objeto que os voy a describir es muy popular en Rusia. Son una familia feliz, viven en paz y compañía más cerca de lo que tú te esperarías.
Primero verás a la madre, después a la hija mayor, a la mediana y así hasta llegar a la más pequeña. No son de colores apagados, más bien iluminados, siempre sonriendo y la cara la tienen a la misma altura del cuerpo.
Su cuerpo es alargado y no muy delgado, siempre van igual vestidas pero eso cada familia sirve para decorar y no para jugar.
Las puedes tener todas sacadas o la madre sola, ya que son especiales y se esconden ¿dónde? No se sabe.
¿Qué es?
Esther García Cobo
 

19 noviembre 2013

Entrevista a Alberto Iglesias

      
A continuación os dejamos la transcripción de la entrevista que le hicimos al actor, director, dramaturgo y editor, Alberto Iglesias, con motivo de la visita que hizo al cole en la tarde de difuntos, para la lectura dramatizada del alumnado de 2º ESO. 

¡Muchas gracias Alberto, nos encantó hablar contigo!


1. Hemos investigado un poco sobre tu trayectoria profesional, y hemos averiguado que eres actor, director, dramaturgo y editor. ¿Qué es lo mejor da cada una de esas facetas?
§        Actor: Lo mejor es el contacto con el público, el juego de descubrir gente,  historias y poder vivir otra realidad. También  la gozada de poder viajar y conocer lugares.
§        Director: Tienes el control: puedes volcar toda la imaginación en la obra
§        Dramaturgo: No necesitas a nadie, solo un papel y bolígrafo, sólo necesitas echarle imaginación, lo que quieras, cuando quieras.
§        Editor: Editamos libros ilustrados, hago esto por el amor a los libros de papel, que viajan de mano en mano y son hermosos. Para que no se pierdan.
 
2.       ¿Es difícil abrirse camino en esos campos? He tenido mucha suerte, trabajé aquí muchos años y luego me fui a Madrid, allí fue enlazando una cosa con otra. La clave es no perder el rumbo y seguir siempre con tu sueño, pero el factor suerte también es importante. Nunca has de parar de hacer cosas.
 
3.      ¿Qué es lo más difícil de ser actor? Ahora mismo trabajar de actor: es lo más difícil; siempre hay gente talentosa que no encuentra trabajo
 
4.      Como actor, ¿Cuál es el papel que más te ha costado interpretar? ¿Y cuál es el personaje con el que más te has identificado? Cada papel tiene su dificultad y la dificultad es un reto. Intento comparar experiencias para actuar mejor, identifico partes de cada personaje en mí. Todos tenemos miedos y fantasmas en la cabeza, yo intento entender todas las situaciones de los personajes.
 
5.      ¿Cómo preparas los personajes que vas a interpretar? ¿hay alguna técnica especial? ¿cómo consigues memorizar todos los papeles? El texto es lo más importante, hay que memorizarlo mucho, lo estudio una y otra vez. Una vez que me lo aprendo, me lo releo, investigo, desmenuzo cada palabra, y me imagino lo que representa cada una.
 
6.      Los personajes que interpretas ¿te acaban marcando de alguna manera? Depende del personaje que hago, me cambia el carácter. Un personaje gruñón que interpreté me hizo pensar…
 
7.      ¿Te interesa más el teatro clásico o el contemporáneo?  No le hago ascos a nada. Como dramaturgo, al contemporáneo, pero como actor me lo paso bien con los dos.
 
8.      Como creador ¿en qué te inspiras para escribir? Una frase que me viene, algo que he vivido, una persona, una situación… está en todas partes. Ahora mismo me estoy inspirando  en una noticia del periódico para escribir una obra.
 
9.      Sabemos también que fuiste alumno de Verdemar ¿qué recuerdos tienes del cole? ¿te influyó de alguna manera Verdemar en tu vocación de actor y dramaturgo? Tengo muy buenos recuerdos: parecía que no sabíamos nada, pero al acabar el colegio nos dimos cuenta de todo lo que habíamos aprendido, nos ayudó a ser mejores personas, muchos valores.  Verdemar me despertó la curiosidad y las ganas de seguir aprendiendo. En el cole hice mi primer curso de teatro a los once años.
 
10.  ¿Has trabajado en alguna serie de televisión? Sí, he hecho muchos capítulos de la serie “Mili”, y he aparecido en: “Cuéntame”, “Gran Reserva” e   “Isabel”
 
11.  ¿Hay mucha diferencia entre trabajar en el teatro, en cine o en televisión? La diferencia suele estar en los tiempos: en la televisión tienes que esperar bastante antes de salir, en el teatro es más rápido: te maquillas, sales y lo haces; en el teatro hay una relación directa con el espectador, no hay filtros, solo yo y vosotros; en la tele y en el cine juegas con una cámara de por medio.
 
12.  De no haberte dedicado a la interpretación y a la escritura ¿Qué hubieras elegido? No lo sé, es una pregunta… no pienso en el pasado. Empecé la carrera de Derecho, si me hubiera fascinado, podría haber acabado en eso. No tengo ni idea.
 
13.  ¿Qué hobbies tienes? Leer, ver películas, cocinar, viajar, ir al teatro, disfrutar con mi pareja, hacer ejercicio. Las cosas importantes.
 
14.  ¿Tienes que cambiar mucho de “look” por exigencias del guión? ¿cómo lo llevas? A veces cuesta mucho, pero me debo a mis personajes. En verano me afeitaría y me cortaría el pelo, es insoportable. Es parte del trabajo, lo llevas como puedes.
 
15.  ¿Cómo fue trabajar con Concha Velasco en “Hécuba”? Muy bien, muy buena compañera, actriz y persona. Mucho compañerismo. Cuánto más grandes son, más amables y humanos, aunque también es muy exigente.
 
16.  ¿Has interpretado obras fuera de España? ¿en otros idiomas? Sí, en Portugal, Dallas, Bogotá, Buenos Aires, Italia, Salvador, Bosnia… Siempre he actuado en español
 
17.  Ya en España ¿Cuál ha sido el lugar más especial donde has actuado? El más reciente ha sido en Mérida, la catedral del teatro clásico, donde todo el mundo quiere ir.  Ha sido alucinante, esas piedras rezuman tragedia.
 
18.  ¿Qué actores o actrices te gustan? Muchos… muchos de teatro: Andrés Herrera, Concha Velasco… todos con los que he trabajado me encantan, no puedo responder a esa pregunta con claridad, cada uno aporta una cosa diferente.
 
19.  Vivir en Santander y tu trabajo ¿son compatibles? Sí, aquí trabajé mucho tiempo, en una compañía muy importante. “La Machina
 
20.  ¿Cuáles son tus escritores favoritos? Leo un poco de todo: Manganelli, Shakespeare, Aleixandre, José Hierro, José Luis Hidalgo, Vila-Matas…
 
21.  ¿Cuál es tu siguiente meta u objetivo en el mundo del teatro? Conseguir empezar los proyectos en mente y acabarlos. Poder dirigir una obra que he escrito.
 
22.  ¿Qué consejos darías a la gente que quiere ser actor? Resistir, no tirar la toalla, tomarte las cosas con humor, no perder nunca el sentido lúdico, al fin y al cabo, esto es un juego. Hay que cultivase por dentro y por fuera. También leer, yo leo como un chiflado.
 
23.  ¿Qué obras de teatro nos recomendarías leer a gente joven como nosotros? Cosas divertidas, teatro absurdo, historias extrañas, vivas, contemporáneas: Marco Antonio de la Parra, Jardiel Poncela, Miguel Mihura, Bertolt Brecht, Shakespeare…
 
24.  ¿Qué esperas de las lecturas dramatizadas que vamos a realizar hoy en el cole? Pasarlo bien, fundamental que se hagan este tipo de cosas. El teatro te agranda el alma, te hace persona.      
 

Berta, Miriam, Odalia, Gorka, Lydia, Andrea,Marina, Lucía
 
 
 
 

17 noviembre 2013

Palabras para un lunes

Porque la comunicación siempre es posible... os propongo para esta semana un corto creado por Kismet Dinner: Cornetto Cupidity. ¡Disfrutad con él y ya me contaréis!






11 noviembre 2013

Cuentos de lo grotesco y de lo arabesco

Edgar Allan Poe (1809-1849), poeta, cuentista y crítico estadounidense. Sus padres eran actores de teatro itinerante pero murieron cuando era un niño y fue educado por un acaudalado hombre de negocios y su esposa. Vivió sus primeros años con ellos en el Reino Unido. Cuando volvió a EEUU, recibió educación en los mejores colegios y asistió a la Universidad de Virginia de la que fue expulsado por su afición al juego y a la bebida. Se alistó en el ejército y entró en la Academia Militar de West Point de la que también fue expulsado por negligencia en el cumplimiento del deber. En 1832 se casó con su prima Virginia Cleim (de 14 años de edad) y se instalaron en Nueva York donde era redactor de un periódico y posteriormente de varias revistas. La larga enfermedad de su esposa agravó su tendencia al alcoholismo y al consumo de drogas. Siendo la causa de su muerte dos años después del fallecimiento de su esposa.
En 1827 publicó su primer libro Tamerlán y otros poemas de forma anónima y en 1829 su segundo libro de poemas Al Aaraf, en 1832 se publicaría su tercer libro de poemas titulado Poemas. Según Poe, la máxima expresión literaria era la poesía, y a ella dedicó sus mayores esfuerzos. Es justamente célebre su extenso poema El cuervo (The Raven, 1845), donde su dominio del ritmo y la sonoridad del verso llegan a su máxima expresión.
Pero la genialidad y la originalidad de Edgar Allan Poe encuentran quizás su mejor expresión en los cuentos, que, según sus propias apreciaciones críticas, son la segunda forma literaria, pues permiten una lectura sin interrupciones, y por tanto la unidad de efecto que resulta imposible en la novela. Publicados bajo el título Cuentos de lo grotesco y de lo arabesco (Tales of the Grotesque and Arabesque, 1840), aunque hubo nuevas recopilaciones de narraciones suyas en 1843 y 1845, la mayoría se desarrolla en un ambiente gótico y siniestro, plagado de intervenciones sobrenaturales, y en muchos casos preludian la literatura moderna de terror.
Su labor como crítico literario incisivo y a menudo escandaloso le granjeó cierta notoriedad, y sus originales apreciaciones acerca del cuento y de la naturaleza de la poesía no dejarían de ganar influencia con el tiempo.
Edgar Allan Poe escribió alrededor de sesenta cuentos, además de una serie de poemas, aunque a este género no le dedicó el tiempo que él hubiera deseado debido a su precaria situación económica. Algunos de sus relatos más conocidos son: El Escarabajo de Oro, Los Crímenes de la Calle Morgue, El Corazón Delator, El Barril de Amontillado, El Gato Negro, Eureka, La Caída de la Casa Usher, El Retrato Oval, La Máscara de la Muerte Roja.
 
De todos ellos hemos escogido para  un primer acercamiento a este autor su cuento:
 
EL CORAZON DELATOR

¡Es cierto! Siempre he sido nervioso, muy nervioso, terriblemente nervioso. ¿Pero por qué afirman ustedes que estoy loco? La enfermedad había agudizado mis sentidos, en vez de destruirlos o embotarlos. Y mi oído era el más agudo de todos. Oía todo lo que puede oírse en la tierra y en el cielo. Muchas cosas oí en el infierno. ¿Cómo puedo estar loco, entonces? Escuchen... y observen con cuánta cordura, con cuánta tranquilidad les cuento mi historia.
Me es imposible decir cómo aquella idea me entró en la cabeza por primera vez; pero, una vez concebida, me acosó noche y día. Yo no perseguía ningún propósito. Ni tampoco estaba colérico. Quería mucho al viejo. Jamás me había hecho nada malo. Jamás me insultó. Su dinero no me interesaba. Me parece que fue su ojo. ¡Sí, eso fue! Tenía un ojo semejante al de un buitre... Un ojo celeste, y velado por una tela. Cada vez que lo clavaba en mí se me helaba la sangre. Y así, poco a poco, muy gradualmente, me fui decidiendo a matar al viejo y librarme de aquel ojo para siempre.
Presten atención ahora. Ustedes me toman por loco. Pero los locos no saben nada. En cambio... ¡Si hubieran podido verme! ¡Si hubieran podido ver con qué habilidad procedí! ¡Con qué cuidado... con qué previsión... con qué disimulo me puse a la obra! Jamás fui más amable con el viejo que la semana antes de matarlo. Todas las noches, hacia las doce, hacía yo girar el picaporte de su puerta y la abría... ¡oh, tan suavemente! Y entonces, cuando la abertura era lo bastante grande para pasar la cabeza, levantaba una linterna sorda, cerrada, completamente cerrada, de manera que no se viera ninguna luz, y tras ella pasaba la cabeza. ¡Oh, ustedes se hubieran reído al ver cuán astutamente pasaba la cabeza! La movía lentamente... muy, muy lentamente, a fin de no perturbar el sueño del viejo. Me llevaba una hora entera introducir completamente la cabeza por la abertura de la puerta, hasta verlo tendido en su cama. ¿Eh? ¿Es que un loco hubiera sido tan prudente como yo? Y entonces, cuando tenía la cabeza completamente dentro del cuarto, abría la linterna cautelosamente... ¡oh, tan cautelosamente! Sí, cautelosamente iba abriendo la linterna (pues crujían las bisagras), la iba abriendo lo suficiente para que un solo rayo de luz cayera sobre el ojo de buitre. Y esto lo hice durante siete largas noches... cada noche, a las doce... pero siempre encontré el ojo cerrado, y por eso me era imposible cumplir mi obra, porque no era el viejo quien me irritaba, sino el mal de ojo. Y por la mañana, apenas iniciado el día, entraba sin miedo en su habitación y le hablaba resueltamente, llamándolo por su nombre con voz cordial y preguntándole cómo había pasado la noche. Ya ven ustedes que tendría que haber sido un viejo muy astuto para sospechar que todas las noches, justamente a las doce, iba yo a mirarlo mientras dormía.
Al llegar la octava noche, procedí con mayor cautela que de costumbre al abrir la puerta. El minutero de un reloj se mueve con más rapidez de lo que se movía mi mano. Jamás, antes de aquella noche, había sentido el alcance de mis facultades, de mi sagacidad. Apenas lograba contener mi impresión de triunfo. ¡Pensar que estaba ahí, abriendo poco a poco la puerta, y que él ni siquiera soñaba con mis secretas intenciones o pensamientos! Me reí entre dientes ante esta idea, y quizá me oyó, porque lo sentí moverse repentinamente en la cama, como si se sobresaltara. Ustedes pensarán que me eché hacia atrás... pero no. Su cuarto estaba tan negro como la pez, ya que el viejo cerraba completamente las persianas por miedo a los ladrones; yo sabía que le era imposible distinguir la abertura de la puerta, y seguí empujando suavemente, suavemente.
Había ya pasado la cabeza y me disponía a abrir la linterna, cuando mi pulgar resbaló en el cierre metálico y el viejo se enderezó en el lecho, gritando:
-¿Quién está ahí?
Permanecí inmóvil, sin decir palabra. Durante una hora entera no moví un solo músculo, y en todo ese tiempo no oí que volviera a tenderse en la cama. Seguía sentado, escuchando... tal como yo lo había hecho, noche tras noche, mientras escuchaba en la pared los taladros cuyo sonido anuncia la muerte.
Oí de pronto un leve quejido, y supe que era el quejido que nace del terror. No expresaba dolor o pena... ¡oh, no! Era el ahogado sonido que brota del fondo del alma cuando el espanto la sobrecoge. Bien conocía yo ese sonido. Muchas noches, justamente a las doce, cuando el mundo entero dormía, surgió de mi pecho, ahondando con su espantoso eco los terrores que me enloquecían. Repito que lo conocía bien. Comprendí lo que estaba sintiendo el viejo y le tuve lástima, aunque me reía en el fondo de mi corazón. Comprendí que había estado despierto desde el primer leve ruido, cuando se movió en la cama. Había tratado de decirse que aquel ruido no era nada, pero sin conseguirlo. Pensaba: "No es más que el viento en la chimenea... o un grillo que chirrió una sola vez". Sí, había tratado de darse ánimo con esas suposiciones, pero todo era en vano. Todo era en vano, porque la Muerte se había aproximado a él, deslizándose furtiva, y envolvía a su víctima. Y la fúnebre influencia de aquella sombra imperceptible era la que lo movía a sentir -aunque no podía verla ni oírla-, a sentir la presencia de mi cabeza dentro de la habitación.
Después de haber esperado largo tiempo, con toda paciencia, sin oír que volviera a acostarse, resolví abrir una pequeña, una pequeñísima ranura en la linterna.
Así lo hice -no pueden imaginarse ustedes con qué cuidado, con qué inmenso cuidado-, hasta que un fino rayo de luz, semejante al hilo de la araña, brotó de la ranura y cayó de lleno sobre el ojo de buitre.
Estaba abierto, abierto de par en par... y yo empecé a enfurecerme mientras lo miraba. Lo vi con toda claridad, de un azul apagado y con aquella horrible tela que me helaba hasta el tuétano. Pero no podía ver nada de la cara o del cuerpo del viejo, pues, como movido por un instinto, había orientado el haz de luz exactamente hacia el punto maldito.
¿No les he dicho ya que lo que toman erradamente por locura es sólo una excesiva agudeza de los sentidos? En aquel momento llegó a mis oídos un resonar apagado y presuroso, como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Aquel sonido también me era familiar. Era el latir del corazón del viejo. Aumentó aún más mi furia, tal como el redoblar de un tambor estimula el coraje de un soldado.
Pero, incluso entonces, me contuve y seguí callado. Apenas si respiraba. Sostenía la linterna de modo que no se moviera, tratando de mantener con toda la firmeza posible el haz de luz sobre el ojo. Entretanto, el infernal latir del corazón iba en aumento. Se hacía cada vez más rápido, cada vez más fuerte, momento a momento. El espanto del viejo tenía que ser terrible. ¡Cada vez más fuerte, más fuerte! ¿Me siguen ustedes con atención? Les he dicho que soy nervioso. Sí, lo soy. Y ahora, a medianoche, en el terrible silencio de aquella antigua casa, un resonar tan extraño como aquél me llenó de un horror incontrolable. Sin embargo, me contuve todavía algunos minutos y permanecí inmóvil. ¡Pero el latido crecía cada vez más fuerte, más fuerte! Me pareció que aquel corazón iba a estallar. Y una nueva ansiedad se apoderó de mí... ¡Algún vecino podía escuchar aquel sonido! ¡La hora del viejo había sonado! Lanzando un alarido, abrí del todo la linterna y me precipité en la habitación. El viejo clamó una vez... nada más que una vez. Me bastó un segundo para arrojarlo al suelo y echarle encima el pesado colchón. Sonreí alegremente al ver lo fácil que me había resultado todo. Pero, durante varios minutos, el corazón siguió latiendo con un sonido ahogado. Claro que no me preocupaba, pues nadie podría escucharlo a través de las paredes. Cesó, por fin, de latir. El viejo había muerto. Levanté el colchón y examiné el cadáver. Sí, estaba muerto, completamente muerto. Apoyé la mano sobre el corazón y la mantuve así largo tiempo. No se sentía el menor latido. El viejo estaba bien muerto. Su ojo no volvería a molestarme.
Si ustedes continúan tomándome por loco dejarán de hacerlo cuando les describa las astutas precauciones que adopté para esconder el cadáver. La noche avanzaba, mientras yo cumplía mi trabajo con rapidez, pero en silencio. Ante todo descuarticé el cadáver. Le corté la cabeza, brazos y piernas.
Levanté luego tres planchas del piso de la habitación y escondí los restos en el hueco. Volví a colocar los tablones con tanta habilidad que ningún ojo humano -ni siquiera el suyo- hubiera podido advertir la menor diferencia. No había nada que lavar... ninguna mancha... ningún rastro de sangre. Yo era demasiado precavido para eso. Una cuba había recogido todo... ¡ja, ja!
Cuando hube terminado mi tarea eran las cuatro de la madrugada, pero seguía tan oscuro como a medianoche. En momentos en que se oían las campanadas de la hora, golpearon a la puerta de la calle. Acudí a abrir con toda tranquilidad, pues ¿qué podía temer ahora?
Hallé a tres caballeros, que se presentaron muy civilmente como oficiales de policía. Durante la noche, un vecino había escuchado un alarido, por lo cual se sospechaba la posibilidad de algún atentado. Al recibir este informe en el puesto de policía, habían comisionado a los tres agentes para que registraran el lugar.
Sonreí, pues... ¿qué tenía que temer? Di la bienvenida a los oficiales y les expliqué que yo había lanzado aquel grito durante una pesadilla. Les hice saber que el viejo se había ausentado a la campaña. Llevé a los visitantes a recorrer la casa y los invité a que revisaran, a que revisaran bien. Finalmente, acabé conduciéndolos a la habitación del muerto. Les mostré sus caudales intactos y cómo cada cosa se hallaba en su lugar. En el entusiasmo de mis confidencias traje sillas a la habitación y pedí a los tres caballeros que descansaran allí de su fatiga, mientras yo mismo, con la audacia de mi perfecto triunfo, colocaba mi silla en el exacto punto bajo el cual reposaba el cadáver de mi víctima.
Los oficiales se sentían satisfechos. Mis modales los habían convencido. Por mi parte, me hallaba perfectamente cómodo. Sentáronse y hablaron de cosas comunes, mientras yo les contestaba con animación. Mas, al cabo de un rato, empecé a notar que me ponía pálido y deseé que se marcharan. Me dolía la cabeza y creía percibir un zumbido en los oídos; pero los policías continuaban sentados y charlando. El zumbido se hizo más intenso; seguía resonando y era cada vez más intenso. Hablé en voz muy alta para librarme de esa sensación, pero continuaba lo mismo y se iba haciendo cada vez más clara... hasta que, al fin, me di cuenta de que aquel sonido no se producía dentro de mis oídos.
Sin duda, debí de ponerme muy pálido, pero seguí hablando con creciente soltura y levantando mucho la voz. Empero, el sonido aumentaba... ¿y que podía hacer yo? Era un resonar apagado y presuroso..., un sonido como el que podría hacer un reloj envuelto en algodón. Yo jadeaba, tratando de recobrar el aliento, y, sin embargo, los policías no habían oído nada. Hablé con mayor rapidez, con vehemencia, pero el sonido crecía continuamente. Me puse en pie y discutí sobre insignificancias en voz muy alta y con violentas gesticulaciones; pero el sonido crecía continuamente. ¿Por qué no se iban? Anduve de un lado a otro, a grandes pasos, como si las observaciones de aquellos hombres me enfurecieran; pero el sonido crecía continuamente. ¡Oh, Dios! ¿Qué podía hacer yo? Lancé espumarajos de rabia... maldije... juré... Balanceando la silla sobre la cual me había sentado, raspé con ella las tablas del piso, pero el sonido sobrepujaba todos los otros y crecía sin cesar. ¡Más alto... más alto... más alto! Y entretanto los hombres seguían charlando plácidamente y sonriendo. ¿Era posible que no oyeran? ¡Santo Dios! ¡No, no! ¡Claro que oían y que sospechaban! ¡Sabían... y se estaban burlando de mi horror! ¡Sí, así lo pensé y así lo pienso hoy! ¡Pero cualquier cosa era preferible a aquella agonía! ¡Cualquier cosa sería más tolerable que aquel escarnio! ¡No podía soportar más tiempo sus sonrisas hipócritas! ¡Sentí que tenía que gritar o morir, y entonces... otra vez... escuchen... más fuerte... más fuerte... más fuerte... más fuerte!
-¡Basta ya de fingir, malvados! -aullé-. ¡Confieso que lo maté! ¡Levanten esos tablones! ¡Ahí... ahí!¡Donde está latiendo su horrible corazón!
FIN

 

10 noviembre 2013

Palabras para un lunes

Vamos a hacer limpieza general
y vamos a tirar todas las cosas
que no nos sirven para nada, esas
cosas que ya no utilizamos, esas
otras que no hacen más que coger polvo,
las que evitamos encontrarnos porque
nos traen los recuerdos más amargos,
las que nos hacen daño, ocupan sitio
o no quisimos nunca tener cerca.
Vamos a hacer limpieza general
o, mejor todavía, una mudanza
que nos permita abandonar las cosas
sin tocarlas siquiera, sin mancharnos,
dejándolas donde han estado siempre;
vamos a irnos nosotros, vida mía,
para empezar a acumular de nuevo.
O vamos a prenderle fuego a todo
y a quedarnos en paz, con esa imagen
de las brasas del mundo ante los ojos
y con el corazón deshabitado.

Amalia Bautista
Fotografía de Aurelio Escribano

Los cuentos de terror

Las primeras manifestaciones del relato de terror se centran en ambientes y recursos inspirados en la Edad Media. Muertos que despiertan de su tumba, tentaciones del diablo, las torturas de la Santa Inquisición, etc.
El siglo XVIII es una época dominada por la revolución científica, Temas acerca el hipnotismo, el magnetismo y los avances mecánicos (autómatas en el tema del doble).
 En el siglo XIX hay tres tipos de obras diferenciadas:
 -Las narraciones de Edgar Allan Poe, por los temas tratados, recursos utilizados y calidad de las obras.    Cuentos que se centran en la parte morbosa de la muerte, la corrupción, la putrefacción.
-La ghost story inglesa, estas narraciones tienen como elemento terrorífico principal la presencia de un fantasma.
-Los cuentos de Maupassant, son cuentos centrados en el hombre, y en sus miedos y obsesiones
 A finales del siglo XIX y comienzos del XX  nacieron dos ramas de la literatura fantástica y de terror:

 -El terror sin explicación lógica ni sobrenatural, dio paso al relato materialista de terror, en especies de universos desconocidos y oscuros donde el mal en su estado puro hacía terribles intervenciones en el mundo de los hombres para extender su dominio y apoderarse de todo (brujas y otros personajes demoníacos).

-La fantasía sin  finalidad terrorífica, dio lugar a la literatura de fantasía y de ciencia ficción,(Verne, H. G. Wells y J. R. R. Tolkien),  se centra en viajes fantásticos y fenómenos increíbles.
La función que el narrador cumple en los relatos fantásticos es la misma que tenía antaño el narrador  que se disponía a hacer pasar una velada agradable a su auditorio, ávido de escuchar sucesos que estimularan su imaginación y le produjeran un ligero escalofrío. Hay tres tipos de narradores:
 
  1. Narrador testimonial: son narrados por personajes ajenos a la acción, que la han conocido por personas que sí las vivieron o mediante los escritos que éstas dejaron en vida contando toda la historia. Se combina con la primera persona , que da el punto de vista del protagonista, héroe o víctima. 
  2.  Narrador omnisciente: El narrador construye el relato creando la atmósfera apropiada con plena autoridad, aportando datos desconocidos por los personajes. También  se dirigen al propio lector mediante reflexiones filosóficas o morales.
  3. Narrador protagonista: Relata en primera persona, al identificarse las funciones de narrador y protagonista, la historia resulta creíble para el lector, que no desconfía de la veracidad de los acontecimientos contados por quien los ha vivido.
  Son muchas las ocasiones en que un autor deja parte de su narración a la libre imaginación del lector. Se pueden identificar claramente dos de ellos:
Incertidumbre en el desenlace. El final abierto .La duda es un recurso muy utilizado, una vez el lector ha acabado de leer el relato, hay posibles explicaciones. El autor ha creído oportuno que el propio lector escoja la explicación que más le satisfaga para construir el verdadero desenlace y final explicación de la composición.
Omisión en las descripciones. Este recurso se da cuando el autor, en las descripciones de personajes, sensaciones, espacios, estados, etc. recurre al hecho de que son tan horripilantemente indescriptibles que las palabras no bastan para transmitir el enorme terror que producen. Es algo que no se puede describir con palabras y que nosotros debemos crear.
LOS TEMAS se pueden dividir en seis grupos:
a)      La muerte. Con dos personajes El Fantasma que vuelve después de muerto con un carácter vengativo o justiciero. El No Muerto que no puede alcanzar el descanso, se alimenta de los seres humanos vivos para poder permanecer en su estado entre la vida y la muerte: vampiros, momias, muertos vivientes..
 
b)      La pérdida de la integridad física y/o psíquica. Los humanos tenemos miedo a nuestra muerte y otro de los grandes temores es una vida de sufrimiento. Es enorme el terror que tenemos a las torturas y a que nos infrinjan sufrimiento. El dolor físico es un recurso muy utilizado y las macabras descripciones de este sufrimiento siempre nos producen escalofríos.
 

c)      La encarnación del mal. El Mal existe, y el Mal es portador de terror. La tradición cristiana crea la figura del Diablo ser astuto que engaña a los humanos y les impone, a menudo, su ley.
 
d)      El inconsciente. La narrativa de terror siempre se ha preocupado de lo que pasa en el interior de sus personajes, porque  aporta más elementos patéticos al relato. Una mente que puede trastornarse por los efectos del terror y conducir al individuo hasta los límites de la locura. Aparece a través de tres personajes: El Doble (el otro yo malvado que puede salir al exterior en cualquier momento), La pérdida de identidad (convertirse en otra persona por transformaciones físicas o por la locura), la experimentación hipnótica (científicos locos que experimentan con las personas física o mentalmente).
e)   El propio cuerpo. Es la presentación inquietante del pánico que puede producir algún miembro del cuerpo humano.
 
    f)   Los hechos cotidianos. El género, en su estado más moderno, tuvo que buscar motivos       diferentes para hacer crecer el miedo, para despertar el interés de un lector nuevo que, heredero de las conquistas del ser humano en el campo del conocimiento, ha quedado ya inmunizado contra fantasmas, momias y vampiros.

La creación de ambientes ha ido variando a lo largo de la historia de la literatura fantástica de acuerdo con los gustos del público lector. Al principio,  se creaban ambientes propicios al miedo ( puertas que chirriaban, pasos furtivos alrededor de la media noche, proyecciones de sombras grotescas, etc). Más tarde, se impuso un ambiente realista para hacernos sentir como si estuviésemos en nuestra propia casa, pero cuando el confiado lector se encontraba cómodo tras reconocer todo cuanto se le describía, una serie de fenómenos, que al principio podían atribuirse a la casualidad, iban distorsionando esta atmósfera familiar, de forma casi imperceptible, hasta que el terror dominaba por completo la escena,  el efecto resultaba más fuerte.
La mayoría de los relatos trabajados, sobre todo los pertenecientes al género de la ghost story, están ambientados en bosques sombríos y profundos o en grandes casas o mansiones victorianas, algunas veces en ruinas, donde los fantasmas caminan a sus anchas por tapizadas habitaciones, pasadizos secretos, oscuras buhardillas y húmedos sótanos. En general, podemos concluir que los escenarios más utilizados son aquellos en donde es más difícil conocer. Es decir, el miedo más intenso es el miedo a lo desconocido, por tanto, elementos que impidan conocer tales como la oscuridad, la niebla, la lejanía, la inmensidad, serán constantes en los escenarios donde se desarrollen los relato.

El lenguaje y vocabulario utilizados por los autores de literatura fantástica de terror es muy diferente según su época y, sobre todo, según su ambientación y objetivo concreto.

Los autores de las primeras épocas escribían sus relatos en un registro culto y refinado; de hecho, el adecuado a la literatura de su tiempo,  creaban sus cuentos en un lenguaje elevado, plagado de figuras poéticas y con un estilo muy romántico, expresivo y descriptivo. Sin embargo, los autores posteriores, que llevaron la literatura de terror a las masas, utilizaron un lenguaje mucho más próximo a sus lectores, consiguiendo de este modo el gran éxito del género. El vocabulario que nos trasmita los estados de descomposición del cuerpo humano así como el que nos transmita un dolor que casi podamos sentir en nuestro cuerpo como son las torturas.