El día 12 del mes de diciembre, de este año pasado, los alumnos y alumnas de 2º de ESO nos
fuimos de salida a conocer algo más de Santander. Visitamos la biblioteca y la casa-museo de Marcelino Menéndez Pelayo, y una de las bibliotecas municipales públicas más conocidas de Santander.
Cuando el autobús, nos dejó aparcados en la acera nos
dividimos en dos grupos. Un grupo fue a la Biblioteca Menéndez Pelayo y el otro se dirigió a la Biblioteca Municipal, así combinamos las dos visitas, primero una y luego la otra.
En la Biblioteca Menéndez Pelayo, al entrar nos pusieron un vídeo sobre la vida de Marcelino, y su familia, trabajo…
Luego, comenzamos visitando la biblioteca del
último sabio, cuyo resplandor nos abrió los ojos de par a par, no podíamos
dejar de mirar esas baldas, estanterías llenas de libros, que no todos fueron
leídos, algunos consultados, y otros escritos. ¡Nos dejaron sin palabras!
Realmente valía la pena atender tal espectáculo.
Tras varias preguntas realizadas, algunas de gran interés,
otras sin mucho sentido, nos dirigimos a ver la casa-museo que Marcelino
regaló a Santander, su patria. No recibimos mucha información exterior, por parte de la persona responsable, pero había unos pequeños carteles que te iban
explicando curiosidades, o en el lugar que te encontrabas. No vimos la casa entera, pero si algunas salas muy
interesantes como; la habitación donde murió Marcelino, la habitación y el
despacho de su hermano Enrique (era medico, aunque una curiosidad que tuve fue
que no tenía camilla ni ningún utensilio para realizar su trabajo) pasillos con múltiples armarios, sillones,
entre otros, de gran valor etc. Yo me fijaba en cada detalle, estaba todo muy bien diseñado,
que aunque fuera viejo, sentía y percibía que podía tener gran valor.
Para finalizar este tema, sobre Marcelino Menéndez Pelayo
podría añadir; que es un gran sabio, que ya a los tres años leyó su primer
libro, que le encantaba aprender cosas nuevas, sobre todo leerlas, tenía una
vida muy desordenada, hacía primero lo que quería y luego con el tiempo que le
sobraba lo que debía, vivió en Madrid además de en Santander, y no olvidar que
la hora exacta en la que murió fue, a las seis y media, marcada en el reloj de
su habitación. Que en paz descanse.
Mas tarde y cambiando un poco de tema, fuimos a la
Biblioteca Municipal de Santander. Aquí nos volvieron a dividir en dos grupos, uno realizó una actividad que era una búsqueda de libros diversos por toda la biblioteca, mientras al otro grupo les explicaban curiosidades de libros que se encuentran en dicha biblioteca.
Nos dieron una breve explicación sobre como estaban
colocados los libros, para a partir de ahí, poder buscarlos sin problema, para ver si lo
habíamos entendido, realizamos un juego, muy divertido por cierto, donde había
que buscar distintos tipos de libros (clásicos, tebeos, libros infantiles…),
¡Menudo lío!, menos mal que teníamos alguna que otra ayuda de la profesora,
unos antes y otros después, ¡Todos lo conseguimos!
Luego nos sentamos alrededor de una gran mesa, donde nos
enseñaron manuscritos realmente brillantes, que había que tratar con el
máximo cuidado posible, ya que algunos eran muy antiguos y otros
eran muy sensibles, nos dieron también una pequeña explicación sobre la
imprenta en esa época, con algún contenido extra. Tuvimos en nuestras manos el manuscrito de la obra "Sotileza" del escritor cántabro José María de Pereda. He de destacar esto último, fue fascinante, me encantaba
mover página a página viendo tachones sin tip-ex, eran de gran extensión, y
tenían un valor, especial.
Manuscrito "Sotileza" J.M. Pereda Foto A.Bezanilla |
A las 12-12-12, hay que resaltar, que nos sacamos una foto
todos juntos como recuerdo, de que en este día, todos los números componentes
de la fecha eran iguales, cosa que tardará mucho en volver a ocurrir.
SANDRA OBESO
RUBÍN.
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